Te recibo hoy que has llegado, de ti. De allá. De aparentemente no sé cuán lejos. De mí.
Veo tu silueta acercar-me
Lento caminas
Flaquita vuelves,
Buscando-me llegas
Cansada
Casi sin aliento,
Te sientas a tierra
Te abrazo.
- ¿Tienes agua? Pides.
- Si. Respondo extasiada de ver que una jarra con agua y vaso están junto a mí.
La jarra de barro, color tierra ocre, a nuestro lado se ha colocado. Y dentro de ella, agua fresquita hay para ti. Agua de vida. Y el vasito de barro, listo está para ser llenado.
Todo la magia de jarra, vaso y agua sucede, mientras sentada en el suelo, sigo abrazándote. Lloras. Me tienes contigo. Agradecida en silencio rezo con ojos húmedos;
¡Has vuelto. Hija, hermana, amiga. Mujer renaciendo!
¡Me has buscado. Aquí estoy!
Sentadas en desierto estamos. Abrazadas en esta tierra de viento, nos tenemos. Mis nalgas tocan la arena. Las tuyas igual. Tú sentada entre mis piernas, con tu espalda sostenida en mi pecho. Ambas mirando al frente. Abrazadas, sintiendo sol y contención.
- Bebe. Te ofrezco sosteniendo el vaso con agua que roza tus resecos labios
Y tú, empiezas a beber el agua a sorbitos. Nunca he visto beberte agua de esta forma; con el mínimo de fuerzas. No tiemblo. No me asusto. Bebes el agua despacio. Gestionando así la poquita fuerza con que has vuelto.
Bebes el agua que nutre tu piel resecada. Tu piel llena de polvo con que llegaras. Bebes agua y sus primeros sorbitos van recuperándote. El agua es magia. Hace magia en ti. Está haciendo magia en tus órganos, en tu cuerpo que siento, empieza a humectarse a hidratarse, a revitalizarse.
- Gracias, suena tu aliento en voz.
- Gracias, te repite mi voz en tu piel. ¿Más sorbitos de agua?, ofrezco nuevamente.
- Si, agradeces.
Y vuelves a beber agua S U A V E M E N T E. Suave, con respirar pausado. Lentamente mi abrazo te recorre. Te acaricio la piel desnuda. Piel curtida. Piel de un cuerpo sostenido, recibiendo cuido.
Entonces me muevo…. La asana me tiene sentada con las piernas alargadas en Tierra aquí contigo. Y te mueves dentro, conmigo afuera. Estiras las partes de tu cuerpo donde aún guardas miedo, pasado… Todo sana con paciencia. Es el mantra escuchado que nos fortalece.
Tus ojos vuelen a llorar. Y yo en ti, mis fuerzas te comparto. Y decidimos seguir estirándonos. Me alargo con los movimientos de Serpiente, de Cóndor. Hacemos asanas de ying yoga. Suave Esfinge nos recuerda Sahara y su Nilo; Desierto y Rio de madre África. Y nos volvemos luego al Arado; casi toda envuelta hacia atrás, conectada a tierra con dedos de pies y manos. Con hombros y cabeza.
Tú, extendiéndote en otro abrazo, mueves lo que puede ir/fluir junto a Luna Nueva. Nos movemos luego en la asana Mariposa y en la del Arco. Lo guardado, oigo-te decir, se acoge en el dantien. En el Segundo chakra.
En el suelo, sin tiempo ni cronómetro, sigues moviéndote conmigo. Vamos desempolvándonos con movimientos lentos; Tai-chi de nuestra vida. Suaves expresiones de piel y hueso de un cuerpo que re-conocemos.
- “Ahora en cuclillas” decimos.
- “Respira la respiración taoísta”, concordamos.
- “Me siento mucho mejor”, respiramos.
Me siento MEJOR. Te siento con más fuerza. Sonreímos. Nos levantamos. Frente a frente, con pies firmes en la tierra, habla-mos;
- He vuelto.
- ¡Es una bendición darte la bien-venida!
- ¡Deseo nuevamente dejarme nutrir por ti!
- ¡Me estás devolviendo (a) la vida
- Si. volviendo a la vida, luego del exilio
- Volviendo a vivir.
- ¡Volvemos a la vida!
- Para compartir lo re-aprendido.
- ¡Juntas!
- Piel y arena,
- Cuerpo y agua,
- Piel y viento,
- Cuerpo y fuego re-encendido
- En Tierra y piel viviendo
- Vida sonriendo
- Te amo.
Un cuerpo que muchas veces no re-conocemos, hasta que le damos ese espacio y tiempo que se merece, a desempolvarse!!!😝